Género: Drama
Disclaimers: Este one shot fue hecho por mí, su propiedad intelectual me pertenece. Algunos personajes y/o nombres fueron inventados al igual que la personalidad de los integrantes de My Chemical Romance y allegados. Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia
Aclaraciones:
Cursiva = Pensamientos, ideas, frases o flashbacks
Cambio de tipografía y cursiva = Voces en off (?)
El cartel verde luminoso anunciaba que había llegado al ‘Estudio 6’. Allí me esperaba una entrevista para la Music Fusion TV. No sé por qué tuve que venir, nunca fui de venir a estúpidas entrevistas. Nunca me agradó la televisión, mucho menos un noticiero. Era mejor quedarme fuera del mundo, porque así me había criado.
— ¡Alison Gun! ¡Qué bueno verte! –Me recibió un gordo y calvo señor- ¡Señores ha llegado Alison!
— Supongo que usted es el Sr. Harrison ¿verdad?
— ¡Oh! ¿Dónde quedaron mis modales? David Harrison a sus órdenes mademoiselle
Este tipo me desagradaba. Fingí una sonrisa y pasé de largo mientras que el gritaba a sus asistentes que dejaran todo en perfecto estado para mi entrevista, las maquilladoras y estilistas corrían para dejarme en “buena presencia”.
Estupideces.
Nunca necesité uno y no lo necesitaré jamás. Empiezo a creer que fue mala idea el haber aceptado esta propuesta.
Escuché varias voces y risas conocidas, volteé a ver y efectivamente estaban Ray y Frank allí también.
Pésima idea.
— Alison –se sorprendió Frank al verme-, no sabía que estabas aquí
— Lo mismo digo Frankie, lo mismo digo
— ¿cómo has estado? Escuché que saliste de gira con The Zeros
— Sí, es cierto. Fui reemplazo de su bajista por tres semanas, hasta que se recuperaba de su sobredosis
— No cambian más ¿ah?
— Siguen iguales, ¿y tú?
— Yo, uh… pues…
— I can see a Gun here baby! –me gritó Ray con un vaso de cerveza en su mano mientras se dirigía a abrazarme
— And it’s gonna shoot you tonight, sweetheart –le respondí sonriente y lo abracé fuertemente.
Los extrañaba mucho, no nos veíamos desde hacía meses. Desde ese día especialmente. Odio recordarlo…
— ¡Alison! –me gritó el gordo- te estamos esperando cariño
— Supongo que debo ir, hablamos luego
— Te estaremos viendo –dijo Ray y yo reí
Fui a donde me indicaron y me senté en ese sofá azul frente a un hombre joven, un aspecto de nerd tenía. Pero parecía saber del tema. Las luces me cegaron un poco, no estaba acostumbrada a la iluminación de estos tipos de lugares. Siempre en sótanos, bares de mala muerte y cuartos con celosías cerradas. Oscuridad completa.
— Alison Gun –comenzó el reportaje
— Así es
— Cuéntanos sobre ti
Oh bien, terrible idea la de venir. Hubiera inventado una excusa patética y ya. Suspiré, era hora de salir a la luz de una vez por todas. Oh dios…
Como habrán visto, soy Alison Gun. Perdón, perdón. Alison Wright es mi nombre verdadero. Concebida, nacida y “criada” en Manhattan, un perro de la sociedad, una fugitiva escondida en New Jersey, bajista de una banda punk, una “desconocida para el mundo, heroína para los marginados.” Bueno… así me calificaron los de la Punk Magazine. Estúpido nombre.
Mis padres… padres, ha. Irónico. Lo único que tienen de padres es el hecho de que me dieron vida, nada más. Anarquistas, rebeldes y drogadictos. Crecí en ese mundo hostil entre medio de agujas, cigarrillos y alcohol. De día iba a la escuela a dormir, mientras que por las noches cuidaba de que mis padres no murieran de sobredosis. Al principio quería amor y ser una niña normal, pero me di cuenta que no encajaba en ese mundo y que los demás tampoco me dejaban ser parte de él. Luego noté que la escuela no servía para nada, nos enseñaban que las cosas que yo vivía día tras día estaban mal, pero ellos hablaban sin conocimiento, no sufrían lo que yo veía.
En el viejo Manhattan las cosas son simples: matar o morir. Parecía más un ghetto que otra cosa. Constantes tiroteos, gente muerta en las calles, ríos de sangre en los pavimentos. Bienvenida a la jungla –me dijeron. Para mí representaba un perpetuo peligro vivir en la calle, pero no sabía si verdaderamente el peligro estaba allí afuera.
Mi casa no era el típico hogar americano. Ni tampoco se seguía con la rutina de levantarse con un sol radiante, o mi madre llevándome el desayuno a la cama. Tampoco desayunábamos en familia, ni mi padre le brindaba un beso cariñoso a mi madre para ir a trabajar. Nadie me controlaba, yo los controlaba a ellos. Controlaba que siguieran respirando. A mí me importaban ellos, eran mis padres ¡maldición! Pero a ellos no les importaba en absoluto. Cuando cumplí la edad de trece me fui de mi casa. Una discusión con mi padre que casi me cuesta la vida fue el detonante. Tenía que valerme por mi misma en las calles, estaba sola en la jungla.
La verdad era que yo estaba sola de hacía mucho tiempo.
Fui de aquí para allá, terminé en New Jersey. Unos amigos me alojaron en el sótano de su casa, y allí me quedé por largo tiempo. Tenían una banda que recién comenzaba y buscaban un guitarrista. Me ofrecieron a mí el puesto, pero yo no sabía ni como tomar una. Me dijeron que no me preocupara que ninguno de ellos sabía tampoco y acepté. Sonábamos como un gato atropellado. No tenía forma alguna, éramos un desastre.
— ¡Guau! Qué historia de vida. Cruda. Bien, debe haber sido muy difícil para ti ¿no? -asentí- ¿Por qué el nombre Alison Gun?
— Porque mi padre me apuntó con un arma en la cabeza. Por eso me fui de la casa –sonreí al ver cómo el tipo se quedaba asombrado
— ¿Desde ese momento fuiste Alison Gun?
— Podría decir que sí, en realidad Alison Gun fui siempre. Pero ella apareció mucho tiempo después. Cuando dejó de sentirse sola
— ¿Cuándo fue exactamente ese momento?
— Cuando conoció sus héroes
Mis héroes. MI héroe…
…Gerard Way
— ¿Cómo conociste a los chicos y cuando se formaron como banda?
— Amigos en común. Estos mismos que me dieron asilo en su casa… nos juntamos un día de lluvia, estábamos todos juntos reunidos en el living aburridos hablando de música, trajeron algunos instrumentos y salió. Simple
A Gerard lo conocí en la escuela primaria. Ya desde pequeño lo tildaron de “freak”, pero porque era muy callado. Siempre jugaba solo y se la pasaba dibujando. Era muy solitario y todos los niños lo molestaban o simplemente le temían. A mí me causaba curiosidad, era distinto a todos y extraño. Hasta que un día junté valor y le hablé.
En ese momento supe que él era como yo, se sentía vacío y solo y quería la aceptación de alguien. Quería un amigo y que lo dejaran de ver como ‘el chico raro’, que lo conocieran en profundidad. Tomé su mano y fuimos a los columpios, le conté de mi vida y de todos los problemas que tenía en casa. Él me miró, se bajo de su columpio y me detuvo, me abrazó y me dijo al oído que estaría conmigo para escaparnos a la casita del árbol de su casa. Cuando no tuviera donde ir él me esperaría en la nuestro escondite.
Tomé su palabra y por los siguientes años fuimos mejores amigos. Hasta que la adolescencia llegó y las hormonas también. Fuimos la primera vez del otro, porque no confiábamos en nadie más. Creo que nos fue bastante bien por ser primerizos, no diré que fue mágico y todo eso porque nos emborrachamos para lograrlo. Continuamos nuestra amistad sin problemas, ahora teníamos más confianza que antes. No teníamos ningún secreto, nada de nada. Éramos absolutamente transparentes, podíamos saber nuestro ánimo con solo vernos. Él me conocía mucho más de lo que yo misma me conocía y con él pasaba lo mismo, yo lo conocía más de lo que él se conocía. Éramos así. Casi hermanos.
Aún recuerdo perfectamente que cuando se enteró lo de mi padre me llevó a vivir con él en su casa. Al principio estaba en el sótano, pero a su madre se le ocurrió utilizarlo como una sala de reuniones para Mikey, el hermano de Gerard. Ahí me descubrió, hizo escándalo y me echó alegando que llamaría a la policía. Gerard no lo permitió y me llevo a nuestro escondite, increíblemente duré una semana y media en la casa del árbol sin caerme, haha. Divertido.
Después de eso me fui a vivir al sótano de nuestros amigos, los que me enseñaron a tocar la guitarra. Allí comencé con la música, me liberaba. Era una buena terapia, lo que no llenaba con droga o cerveza lo satisfacía con música. En una de las tantas fiestas en la casa, Gerard llevó a Ray y Frank, y fue ahí cuando los conocí. Él me hablaba constantemente de formar una banda, que teníamos que hacernos escuchar y cosas así, decía que seríamos más grandes que los Beatles y que algún día tocaríamos con John Lennon. Yo le respondía que dejara de beber, que le estaba afectando al cerebro, nunca nadie iba a ser más grande que ellos, ni tampoco Lennon nos llamaría para algún concierto. Él me insistió tanto en formar esa banda que acepté y le dije que buscara a sus integrantes, así encontró a Ray y Frank. Bah, Ray era amigo de Matt. Matt es el que me hospedó en su casa, a su vez amigo mío y de Gerard. Y Frank… no tengo la más mínima idea de cómo apareció en nuestras vidas. Pero sé que nos hicimos muy buenos amigos.
Al día siguiente de la fiesta cuando ellos despertaron me propusieron tocar para ver como sonaríamos. Había un problema: éramos tres guitarristas y ellos eran mejores que yo. Gerard tomó el bajo de uno de los sillones del living y me lo dio.
— Toca –me ordenó prácticamente
— No, porque no sé. Y me parece una absurda idea esto –reproché
— Toca Alison –me repitió-. ¿Piensas que yo sé cantar? Ha, vamos. Es para divertirnos un rato, no sacaremos un CD
Refunfuñando acepté y fue… estupendo. Me sentí bien, además que me elogiaron por tocar bien. Era mentira, lo único que Jerry me había enseñado eran dos acordes locos, el resto eran puras cuerdas sueltas, que al parecer funcionaron.
Seguimos así y nuestra pequeña banda comenzó a tener forma. Jerry me enseñaba todos los días un poco más, yo practicaba siempre y Gerard empezó a componer. Tenía 17 años pero su mente era la de un genio. Había veces que no comprendía cómo podía caber tanta genialidad, tanta… tanta… no sé. Es difícil describir lo que era, pero cada vez que venía con algo nuevo escrito era un placer componerle melodía a tan bella poesía. Cursi, lo sé. Pero sus canciones son poesías.
— ¿Cómo comenzaron? Me refiero a actuaciones y esas cosas
— Como toda banda que recién comienza. Fiestas en casa de nuestros amigos, garajes, bares. Típicos lugares donde uno toca las primeras veces. Había un hombre que estaba en el negocio y nos ofreció trabajo
Tuvimos unas pequeñas presentaciones en distintos bares de la ciudad, llenábamos un cupo de 70 personas todas las noches, hasta que nos llegó la oportunidad de presentarnos en algo más grande, pero éramos idiotas y no aceptamos. Tampoco nos arrepentimos, hasta que vino un hombre del sistema y nos ofreció un contrato con cierta discográfica. Necesitábamos la plata, la droga nos estaba escaseando. Aceptamos probar suerte y salió todo perfecto.
— Entonces allí surgió ‘Like Phantoms Forever’
— En realidad ese es el nombre de nuestro EP, mucha gente lo toma como nuestro LP, pero no teníamos la mente creativa en esos momentos entonces quedó ‘Like Phantoms Forever’ quitándole el EP
— Es un disco con mucha furia, estaban muy enojados ¿verdad?
— Estábamos resentidos más bien. Resentidos con la sociedad porque la gente te pasaba por alto, no les importaba un carajo cómo estabas o si vivías o no. Además necesitábamos eso que nos representara, que les mostrara a los demás que ahí estábamos nosotros. Queríamos que nos escucharan y ellos nos ignoraban. Creo que ese fue el tema principal del disco. Que nos presten atención
Con la salida del disco hicimos giras en todos lados, así estuvimos 6 meses hasta que volvimos a “casa”. Digo “casa” ya que ninguno tenía un lugar fijo para vivir, todos estábamos en la calle. La gira, por ser novatos, no había dado muchos beneficios; en la mayoría de los lugares nos abucheaban, una pequeña minoría estaba agradecida con lo que hacíamos, con el mensaje que transmitíamos. Otros no entendían nada y se adherían a la protesta y generaba violencia. En fin, había de todo y se podía esperar cualquier cosa del público que visitábamos y como dije muy pocos valoraban la música nueva.
Volvimos a New Jersey y entre todos alquilamos un pequeño galpón para vivir, ese lugar lo era todo. Era la esencia de lo que vivíamos, era el aire que respirábamos, la oscuridad de nuestro pasado. Era simplemente nuestra historia reflejada en ese lugar abandonado y lleno de moho.
Ese lugar hacía de hogar, albergue, sala de ensayos, despensería y por qué no cuna de las mejores fiestas de NJ. No importaba el horario, siempre había gente en casa haciendo reuniones, había veces que ni siquiera los conocía, ni sabía quiénes eran, pero allí estaban haciendo de mi hogar el suyo. Una noche tomé las llaves de la van y me fui al lago que había cerca de allí, hacía eso cuando quería estar sola. Gerard me advertía que era peligroso, pero omitía todo tipo de comentarios. Sólo éramos mi conciencia y yo.
— Se conoce que tú y Gerard compusieron el segundo álbum ¿no fue un poco apresurado?
— En realidad creo que no, había pasado cerca de un año cuando empezamos a grabar lo siguiente. Componer siempre es una etapa complicada, escribir una canción puede llevarte hasta semanas, otras veces viene sorpresivamente y te inspiras y escribes, escribes y no dejas de escribir. En ese tiempo nos complementábamos perfectamente y estábamos sobrios la mayor parte del tiempo e inspirados. El álbum apareció casi de la nada, aunque lo más duro fue grabar…
Gerard desapreció por dos semanas y el contrato estaba a punto de caducar. Estábamos furiosos, no lo encontrábamos por ningún lado y tampoco daba señales de vida. Llevaba tiempo desaparecido y nadie sabía absolutamente nada de él. Lo último que habíamos escuchado era que andaba en los territorios de ‘Gacela’ en busca de cocaína. Temíamos lo peor. Lo buscamos incluso en hospitales, pero nada. Cierto día llegó al estudio en condiciones deplorables, con resaca y malestar general. Llevaba puesto la misma ropa que usaba el día de su desaparición, sólo que esta vez traía consigo unas gafas negras. Según él fue porque le fastidiaba el sol. Se sentó en uno de los sofás del estudio y luego se recostó masajeándose las sienes.
— ¿Dónde mierda te habías metido? ¡Sabes que nos queda poco tiempo! –lo regañé
— Shhh. Cierra la boca, tengo una jaqueca que me está asesinando
— No interesa, tienes que venir a grabar tu parte –gruñó Frank
— Lo haré después, ahora quiero descansar
— Descansar mis pelotas. Te vienes ya mismo a la cabina a grabar
— Relájate Frank… ya voy mamá –rodó los ojos al ver la mirada furibunda de él
Con pereza se levantó y se dirigió a la cabina. Se colocó los auriculares y comenzó a cantar a medida que la introducción de la canción pasaba.
— ¡Esto es una basura! La batería va muy despacio, las guitarras están desafinadas y el bajo está muy alto
— Gerard, todo está en perfecto orden. Yo mismo chequeé cada uno de los instrumentos y estuve con el sonidista a la hora de grabar sus partes, el que escucha mal eres tú –sentenció nuestro representante
— Esto. Está. Mal ¡Todo esto está jodidamente mal! No me gusta, lo reharemos nuevamente
— Gerard déjate de joder, está bien. El que falla eres tú –dijo Ray
— YO SOY EL LÍDER DE ESTA BANDA, Y SI YO DIGO QUE ESTO SE ESCUCHA COMO LA MIERDA LO HAREMOS DE NUEVO HASTA QUE SALGA PERFECTO. ASÍ QUE MUEVAN ESOS TRASEROS Y TOQUEN HASTA QUE SUS DEDOS SANGREN. NO ME JODAN
— Gerard –lo llamé
— ¿QUÉ?
— ¡Vete a la mierda!
Dicho esto, me di media vuelta y me fui. Sentí que me maldecía, la verdad, no me importaba; él estaba pasado de droga. No sabía lo que decía, yo lo conozco y ese no era el Gerard Way que conocí.
Finalmente, luego de mucho discutir logramos sacar ‘Bullets for Love’, aunque tuvimos que reescribir todo de nuevo. El quería sacar una obra de arte, lo que salió fue un montón de basura malhecha. Odio ese álbum, no tiene sentido alguno y todo el mundo lo sabía, excepto él.
— ¿Cómo era la relación entre Gerard y la banda?
— Todos somos amigos, por ende tuvimos altibajos. Pero amábamos a Gerard y lo respetábamos como a un verdadero artista. Aunque se ponía en diva de vez en cuando y criticaba todo, nos hacía sentir mal. Pero a pesar de todo, era el mejor para todos
— ¿Cómo era su relación? Me refiero a Gerard y a ti
— ¿Acaso estoy en el psicólogo y no me di cuenta? Ha, él representaba mi familia, nada más
Estúpido, metido, chismoso y… y… idiota. Ahora sí, me odio por haber aceptado a hacer este interrogatorio. ¿Entrevista? Esto es una especie de prensa amarillista, no diré nada sobre lo que vivimos Gerard y yo. Nadie tiene por qué saber. Pareciera como si estuvieran esperando a que cayeras para pisotearte, pero me hice fuerte y no me dejaré caer.
— ¿Cómo era él?
— Inspirador, alucinante, un gran hombre y amigo. Mi hermano del alma
Gerard es imposible de describir en una palabra, pero si pudiera esa sería héroe. ¿Por qué? Porque él fue quien me salvó de muchas cosas, me salvó la vida. Siempre estuvo allí para apoyarme en todo, era mi refugio cuando me peleaba con mis padres, era mi pañuelo de lágrimas, un hombro donde llorar, era mi consuelo y mi compañía… el amor de mi vida.
Nunca supe bien cómo ni cuándo, sólo sé que mi amor por él era tan grande que hice todo por protegerlo y hacerlo feliz, pero ese día fallé y lo dejé solo, aún sabiendo las consecuencias que eso acarrearía. Fui una egoísta y es todo mi culpa, él…
— ¿Lo admirabas mucho, verdad? –me sacó de mis cavilaciones- ¿Lo admirabas?
— Era su fan número uno –sonreí
— Creo que eso es todo contigo. Muchas gracias por venir
— No hay de qué
El hombre siguió entrevistando a Ray y yo tomé mis cosas y me fui. Necesitaba verlo. Salí del estudio y tomé un taxi. Cuando llegué a mi destino, fui a su encuentro y sentí unos pasos detrás de mí.
— ¿Sabes? El día de la discusión con mis padres, en el que abandoné mi hogar Gerard estuvo allí conmigo e impidió que me pasara algo malo. Mi padre estaba borracho, había golpeado a mi mamá de manera brutal con un bate de béisbol y ella apenas podía respirar. Su cara estaba machucada, se notaba que tenía algunos huesos rotos y yo saqué a Gee del lugar porque no quería que viera una de esas escenitas que protagonizaba mi padre. Cuando por fin pude sacar al testarudo, cerré la puerta con llave e intenté separar a mi padre de mi madre. Intenté que dejara de golpearla mas recibí un fuerte puñetazo en mi mejilla. Después de que se cansara de ella vino hacia mí y comenzó con los golpes, luego de un poco de suplicas y llanto me dejó tirada en el piso de mi cuarto. Se fue y al rato volvió con una botella en la mano, bebiendo, emborrachándose más. Se desabrochó el cinturón y prosiguió con sus pantalones, cada cosa que hacía se acercaba un paso a donde yo me encontraba y yo comencé a imaginarme lo peor. Cuando por fin estuvo invadiendo mi espacio, me tomó del cabello y me obligó a que le practicara sexo oral, pero cuando me abrió la boca a la fuerza para… eso, Gerard llegó rompiendo la puerta de mi cuarto. Me encontró en esa situación y le pegó a mi padre por la espalda. Me agarró de la mano y me empujó a su lado, yo me aferré con fuerza a su cuello mientras mi llanto no cesaba. Me sujetó el rostro con las dos manos y me preguntó insistentemente si yo estaba bien, preguntándome qué había pasado y cuando quise hablar mi padre se removió en el suelo. Gerard me soltó y comenzó a patearlo. Lo pateó tan fuerte como pudo y yo no lo detuve, mi padre lo hizo caer cuando lo agarró de un pie y lo tiró. Él se zafó del agarre y le metió una patada en la cara mientras lo maldecía una y otra y otra vez por lo que me había hecho. Nunca lo noté ni supe cuando pero tenía un arma en sus manos. “Puedo ver que tienes un arma, niño” le dijo mi padre a Gerard. “Y es la misma que te va a disparar ahora” le replicó él. Y en un parpadeo le disparó en su entrepierna. Un disparo certero y dañino que dejó a ese tipo retorciéndose del dolor en mi habitación. Gerard volvió a agarrar mi mano y nos fuimos, dejando atrás todo. Incluso a mi moribunda madre. No volví a mirar hacia atrás, solo caminaba con Gerard, tomada de su mano. Increíblemente feliz de que me haya rescatado, creí que mi vida comenzaría a mejorar y sería ahora un cuento de hadas… pero nos dimos cuenta de que no era así ¿verdad?
— Sabes que no fue tu culpa, no fue culpa de nadie. Fue su elección
— ¡Pero si yo hubiera ido con él luego de ese maldito show seguiría con nosotros! ¡Frank maldita sea, debí estar con él y salvarlo!
— Las drogas, las giras, el estilo de vida que tomamos influyó. No te culpes
— El mismo día que Lennon –sonreí amargamente omitiendo su comentario-. ¿Recuerdas cuando decía que tocaríamos con ellos en un concierto? Espero que donde sea que estén se hayan conocido y toquen juntos, como siempre quiso
— Alison, no te mortifiques más. Basta, todos somos culpables, debimos detenerlo –me abrazó y yo me dejé caer desconsolada-. Yo también lo extraño y lo necesito, era mi hermano. Pero la vida es así y él prefirió inyectarse heroína y morir. No quiso seguir viviendo, no te culpes más. Basta
— Debes regresar a la entrevista –dije secándome las lágrimas y conteniendo otras
— No me interesa, editarán todo para que quede acorde a lo que ellos venden. Además, iremos por un café, ¿Qué opinas?
— ¿Negro, bien fuerte?
— Me parece bien –sonrió victorioso
Me abrazó una última vez y caminamos fuera del cementerio, mientras él llamaba un taxi yo me volví y compré una rosa roja. Ingresé nuevamente al lugar y fui a su tumba. Acomodé la rosa en un pequeño florero junto a su lápida y me senté en el césped.
— Sé que te gustaba que te leyera cosas, más si las había escrito yo. Sabías que yo odiaba eso, nunca me consideré tan buena como tú, pero esta vez lo haré sin reproches. Sé que te alegraras –sonreí y procedí a leer
Cuando acabé, vi como un par de ojos avellanas me miraban expectantes desde lejos. Le sonreí y bajé mi vista a la nota. La besé, la doblé y la dejé junto al florero. Me despedí de Gerard prometiéndole volver y me levanté. Me sequé un par de lágrimas escurridizas y sonreí al ver como Frank, silenciosamente, me entendía. El taxi apareció y nosotros nos fuimos por ese bendito café que en esos momentos se me apetecía.
“Gee:
Sabemos que no me fue fácil tu partida, todavía no la supero. Eras mi hermano, parte de mi vida. Mi primer amor y el único. Mi héroe. Te lo he dicho miles de veces y tú nunca me has creído, no me importaba que no lo hicieras. De hecho, era mejor así porque era la única manera que podía repetírtelo hasta que aceptaras vencido. Una vez me habías dicho que los héroes son gente común y corriente, gente ordinaria que hace cosas extraordinarias. Eso es lo que hace un héroe a una persona, sus actos y no sus súper poderes. Pero como todo humano fallamos y tú no estabas exento. Como cualquier ser humano común y corriente erraste muchas veces tomando las decisiones incorrectas una y otra vez, eso te llevó a dónde estás ahora. Pero hiciste cosas que muy pocos logran: tocaste el corazón de muchos, los ayudaste, les salvaste la vida, incluyéndome a mí. Te debo mucho Gee y lamento no haber estado allí, cuando más me necesitabas. Trato de no culparme pero se me hace imposible porque a mi mente vienen muchos recuerdos. ¿Sabes? Con todos tus defectos, problemas y virtudes siempre serás mi héroe. Te amo Gerard, saluda a John de mi parte.
Gerard Way
9 de abril, 1957 – 8 de diciembre, 1981
Amado hijo, excepcional amigo, gran compañero
Inspiración de muchos, inspirador como pocos
… allá va mi héroe, él es ordinario.”